martes, 11 de febrero de 2014

Desmontando un mito




La temida pregunta ha llegado esta noche, así sin avisar, como pasan las cosas que queremos a toda costa evitar. 

Hacer traspasar esa barrera de la tierna infancia de un niño y obligarle a adentrarse un poquitín más en el mundo adulto no es tarea fácil.

-Mamaaaaa se me ha caído un diente!!!

Mi hijo cumplió diez años hace poquito tiempo, y me pregunto yo ¿dónde está esa fina línea divisoria que separa el mundo pre adolescente del mundo plenamente infantil?

Siempre me pierdo intentando ajustar al máximo los tiempos. No quiero adelantarme pero tampoco quedarme atrás.

¿Dónde está? ¿Alguien lo sabe?

Sin tiempo de reacción busco la manera menos brusca. De hoy no pasa me digo. Esta Navidad ya supe que iba a ser la última y, de repente, tenemos el tema delante de nuestras narices.

-Cariño…..(silencio)…..(un intento de ¿sonrisa cómplice?)…..tú sabes, ¿verdad?

-Mamá, ¿vendrá el Ratoncito Pérez esta noche? Mi amigo dice que no existe, mamá dime….¿existe?

Sus ojos se abren grandiosos esperando mi respuesta y con ella su tranquilidad. Su fragilidad se me descubre nítida, con delicada simpleza y hermosa inocencia.

Uff, como pesa este silencio entre nosotros ahora mismo.

Que mayor se me ha hecho. Como en una película que pasa a gran velocidad recuerdo sus primeros reyes, la carita de asombro ante la más mágica de las ilusiones de un niño, ante todos esos regalos que reposaban bajo el árbol de Navidad y que al acostarse la noche anterior no estaban.

Recuerdo la caída de su primer diente y como me despertó llamándome a gritos desde su habitación y llegando corriendo a la mía con su paquetito en las manos y su moneda, diciendo: Ha venidoooo, mamaaaaa ha venidoooo!!!!

Tengo que contestarle ya, no puedo ni debo demorar más este momento.

La línea divisoria de la que antes hablaba se ha plantado delante nuestro, y de fina ahora mismo tiene bien poquito. Vamos al lío!

-Videta, tú ya eres grande, ya eres todo un tío!

-No. No lo soy. No lo quiero ser. ¿No existe? ¿Me has mentido todo este tiempo? ¿Mi amigo me ha dicho la verdad? Mamá, dime que vendrá!

Su carita empieza a contraerse y las lágrimas que intentaba retener asoman a sus ojos amenazando con caer. Esto no va a ser fácil. No tengo respuesta a la pregunta de “me has mentido todo este tiempo”, es tarde, es de noche, estamos todos cansados y no sé ni por dónde empezar.

Me encuentro ante la complicadísima tarea de desmontar el mito y salir airosa del papelón!

-Cariño recuerdas cuando una vez me preguntaste que dónde vivían los reyes y yo te contesté que en els somnis dels mes petits, no entendiste entonces, ya me di cuenta, tampoco preguntaste más. Pues vivían y viven en el sueño de los niños pequeños, en su ilusión, en la magia. La magia tiene truco. Toda magia conlleva un truco para…..(mierrrrda! las lágrimas ya están ahí)

Explotas en un llanto desconsolado que me parte en dos, con tus manos tapando tu cara dices entre sollozos -Ya no creeré nunca más en ti- y tu  sentencia y tu llanto retumban en todos mis sentidos.

Que difícil por favor. No recuerdo que con su hermano hubiera sido tan complicado. 

¿Por qué quemar etapas con los hijos tiene siempre esta terrible sensación de melancolía?

A las mamás, a todas las mamás, nos encantan nuestros niños pequeñitos, porque en el fondo ellos forman parte de un mundo de cuentos, un lugar irreal y muy-muy feliz.

Ese mundo paralelo al mundo de verdad que creamos a su alrededor, una burbujita donde mantenerlos a salvo, casi nada puede dañarlos ahí dentro y eso nos tranquiliza mucho.

Pero de esa burbuja hay que ir sacándolos poco a poco. Y hay unos tiempos bien marcados para ello. Me tranquiliza saber, por experiencia de su hermano, que pronto pasará este disgustillo del mito que acabo de desmontarle.

Mientras tanto a estas horas, mi hijo está durmiendo en mi cama habiéndome prometido que mañana vuelve a la suya -seguro-seguro, mamá porfi-porfi, déjame dormir hoy contigo, sólo esta noche, te lo prometo-


Los ositos de su cuarto!
Lo último que ha dicho es que no quería dormirse en su habitación porque no puedo obligarlo a crecer en una habitación donde hay ositos dibujados por todas las paredes.

Sí, sí, a mí también se me ha quedado la misma cara de asombro!!

Los niños son así de……¿espontáneos?.....yo que sé….los niños son así.



2 comentarios:

  1. Cuanto tiempo sin pasar por aquí... claro que hasta que no pasé por tu perfil en Facebook no vi el enlace a esta nueva entrada tuya. Cuanta razón tienes... Celia. No sabes cómo he disfrutado yo con los míos viendo sus caritas por esas fechas tan entrañables, nochebuena, con el "Papá Noel" o el "caga Tió"; Reyes, o esos días especiales cuando, tras perder sus primeros dientes, el "ratoncito pérez" le dejaba algunas monedas (en este caso siempre algún billete de cinco o diez euros "según estuviera la economía en casa"). Si te digo la verdad, en nuestro caso, (su madre y yo), los compañeros de pupitre fueron los que se encargaron de destrozarle la ilusión de todos ellos, "Noel", "Tió", "Reyes" o el ratoncito Pérez". Fíjate que justo hace tres días se le cayó a mi hijo Óliver (tiene 11 años, recién cumplidos, del 31 de diciembre) y le comento mientras comemos juntos: Oye, ¿pusiste el diente bajo la almohada anoche? y me contesta con una media sonrisa pícara; "¿para qué, si el ratoncito Pérez sois vosotros y no tenías ni un duro?... (no veas la cara de... orgullo que se me puso, mi hijo ya sabía eso y, ¡se lo había tomado de maravilla! es más, hasta entendía que no pudiéramos seguir ejerciendo de "ratoncitos Pérez"). Bueno, que no te aburro más, que me encantó esta nueva entrada tuya (como todas las que leí hasta ahora). Un beso guapetona y feliz martes!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí Frank. La inocencia de los más pequeños es maravillosa.
      Yo también he disfrutado un montón de los míos.
      Pero ya ves, se nos hacen grandes!!!
      Un besazo y gracias por entrar por aquí

      Eliminar