No recuerdo muy bien desde cuando
está conmigo, desde siempre creo, las fotos de álbumes antiguos delatan su
existencia. Ella es el único juguete que guardo con tanto mimo de la niñez. Minena
fue compañera inseparable de aquellos años infantiles, testigo silenciosa de mi
crecimiento y guardiana de un montón de sueños en construcción.
Hoy removiendo en el armario la he
visto allí, al fondo de una estantería, y como por arte de magia he vuelto de
un plumazo a mis cinco o seis o siete años, yo que sé a qué edad, pero he vuelto
a la habitación soleada y alegre de antaño que me vio crecer, donde pasé tantas
horas jugando en un mundo paralelo al mundo real, con una única misión: el
placer de inventar.
Afuera, lejos de mi habitación y de
Minena, existía un mundo difícil, un lugar que no alcanzaba a entender. Recuerdo
la sensación de querer crecer deprisa porque parecía que la vida se me escapaba
en la espera interminable de no sé qué,
de entender quizás, no lo sé. Pero la vida la sentía tan lejos, a una distancia
inalcanzable.
Las inquietudes ocupaban todos los
espacios de tal manera que los días caminaban reñidos entre mis dos mundos y las
noches recogían momentos de todo tipo, donde mientras todos soñaban dormidos yo
lo hacía bien despierta.
Hoy Minena duerme en un armario de
mi casa y en un rinconcito de mi corazón, a veces creo que todavía le hablo y
le cuento eso que a ratos le escondo al mundo.
Me gusta encontrarme de vez en
cuando con ella en mi cuarto, me gusta que después de tantos años siga conmigo,
en mi casa y entre mis cosas, en mi vida.
Una tierna historia, cargada de dulces ensoñaciones y una amplia amalgama de colores y melancolías. Sí, eso tienen los recuerdos de la niñez, son dulces, alegres y hasta se quiere muchas veces volver a ella. Sin embargo, aquí seguimos, pensando y pensando en cómo pasaron los años y en cuantas cosas dejamos atrás...
ResponderEliminarMe encantaron tus recuerdos de niñez, Celia, y tu muñeca, con zapatos pintados de negro, se me hizo entrañable. Un abrazo inmenso.
Gracias Frank. Pues sí, no sé porque ando yo paseándome por los recuerdos, será que se acerca Navidad, jejeje
EliminarUn abrazo
yo tambien tengo mi osito durmiendo en un cajón de mi habitación... tambien lo rescato de vez en cuando y creo que tambien le hablo... ;)
Eliminar¿Quién no se pasea por sus recuerdos de infancia por lo menos una vez al día, Celia? Y no, no hace falta que sea porque llegue la navidad.
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte amiga mía.
Que dulce....me acuerdo perfectamente de tu osito también!!
ResponderEliminarMomentos entrañables que guardaremos ya siempre en nuestra memoria. Son joyas de la niñez.
Un beso
Ostras mi prima tenia esta muñeca o muy parecida, a mi me encantaba y a veces cuando doy paseos por los mercados de segunda mano, la busco entre las muñecas, pero no la he vuelto a ver hasta hoy.. me ha hecho mucha ilusion :)
ResponderEliminarHay una frase que invita a reflexionar "No dejamos de jugar pq nos hacemos mayores, nos hacemos mayores pq dejamos de jugar.."
Un besito fuerte micelia ;)
Era el último grito en muñecas entonces, jejeje, ha llovido una miajilla ya....
EliminarUn besito carinyo!