Ninguno de los que nos encerramos
en este estudio de radio hace unos días, éramos profesionales de los medios de
comunicación, eso es obvio y de alguna manera ha quedado demostrado.
Todos nosotros, y digo todos
nosotros porque me sentí una de ellos desde el primer instante que los conocí, pretendimos,
únicamente, viajar a través de las ondas para entrar en un montón de hogares
con la intención de informar sobre el cáncer y sus consecuencias, y también
para dar difusión de lo que hasta el día de hoy se conoce de esta enfermedad.
Yo era la entrevistada y me
invitaron a su debut radiofónico por mi libro Hablo de cáncer, hablo de vida. Encantada acepté la invitación casi sin saber quiénes eran y, por supuesto, sin
imaginar el momento mágico que iba a vivir entre las cuatro paredes de esta
radio local.
Nos citamos en un bar para hacer
las presentaciones previas y allí conocí a los voluntarios de la Aecc de
Ripollet, convertidos de repente en locutores de radio, dispuestos a dar lo
mejor de sí mismos con una ilusión que no sabría describir bien.
Los nervios se apoderaron de
todos nosotros cuando entramos en el estudio donde teníamos que hablar durante
cuarenta y cinco minutos sobre cáncer. No sé en qué momento preciso hice mía también la
responsabilidad de esta aventura. No tengo claro cuando dejé de sentirme la entrevistada
para sentirme una más del grupo.
Quizás fueron las sonrisas de
complicidad que intercambiábamos mientras sonaba la música que nos anunciaba,
quizás fue el sentir que, igual que a mí, a ellos también les temblaba el pulso.
Parecíamos adolescentes nerviosos ante un examen en el que se lo están jugando todo. No
sé qué fue, pero desde control nos hicieron una señal, se encendió la luz roja que
advierte del inicio de emisión y todos contuvimos por un instante la respiración.
Estamos en el aire!!
El programa, de la mano de Albert
Uribe, empieza. Ya no vale reír ni comentar por lo bajito, cada cual
sabe su turno de palabra, la seriedad se apodera del momento y la rigidez está
dibujada en nuestros cuerpos que apenas osan moverse, para no hacer ruido, para
no despistar al que tiene el turno de palabra. Mientras tú hablas, yo apenas
parpadearé!!
Nuestro descanso llega de la mano
de la música, un tema de Serrat nos da un respiro que agradecemos, se apaga la
luz roja momentáneamente y todos al unísono dejamos ir un suspiro que nos hace
reír, nos relajamos, nos movemos, comentamos pero….. cuidado, la luz vuelve a
encenderse, atentos, esto continúa.
Ahora ya improvisaremos… ha sobrado
demasiado tiempo…. madre mía… si es que no somos profesionales… a ver qué
hacemos ahora.
¿Cómo se calcula esto? Faltan muchos
minutos y casi no tenemos ni qué decir, vuelve el nerviosismo a nuestro lado,
vuelve la rigidez, hay que pensar deprisa. ¿Y si ponemos otra canción? Si,
buena idea, más música.
Sigue la charrada un ratito y luego Bebe nos solucionará tres minutillos con el tema titulado Ella, canción importante para mí ya que mi hermana Pitu me la dedicó un día en plena enfermedad, que bonito oírla aquí ahora.
Sigue la charrada un ratito y luego Bebe nos solucionará tres minutillos con el tema titulado Ella, canción importante para mí ya que mi hermana Pitu me la dedicó un día en plena enfermedad, que bonito oírla aquí ahora.
Pocos minutos y pocas palabras más
tarde, llega el final del programa. Una breve despedida de Albert emplazando a
todos los oyentes hasta la próxima emisión, la luz roja se apaga
definitivamente y ya a micrófono cerrado surge un aplauso espontaneo entre
nosotros.
Aplausos, risas, suspiros y
sofocones varios definen lo que ha sido esta aventura radiofónica.
Gracias chicos, lo pasé de
maravilla a vuestro lado. Sois maravillosos!!!
Excelente entrada, Celia, lo describes de una manera tan clara y sincera que nos transportas hasta allí y se te siente cerquita, como si me lo contaras directamente a mí.
ResponderEliminarEn cuanto a la entrevista, ¿qué decir? Emocionas... no sabía mucho más de dos o tres comentarios escuchados en el aire y, claro, me sorprende escucharte. Solo puedo decir que tu valentía, sin duda servirá para que otras muchas mujeres sepan que sí, que se puede vencer al cáncer y que tú lo hiciste. Un abrazo inmenso!!
Por cierto, mañana sin falta me leo tu libro, que ya va siendo hora.
Muchas gracias Frank. Hemos de seguir luchando para vencer al cáncer, somos muchas las personas implicadas en esta lucha sin tregua a esta enfermedad.
EliminarEl libro se lee rapidito, ya verás, espero que te guste y lo mas importante, espero que sirva de ayuda.
Un beso fuerte