La
temida pregunta ha llegado esta noche, así sin avisar, como pasan las cosas que
queremos a toda costa evitar.
Hacer traspasar esa barrera de la tierna infancia
de un niño y obligarle a adentrarse un poquitín más en el mundo adulto no es
tarea fácil.
-Mamaaaaa
se me ha caído un diente!!!
Mi hijo cumplió diez años
hace poquito tiempo, y me pregunto yo ¿dónde está esa fina línea divisoria que
separa el mundo pre adolescente del mundo plenamente infantil?
Siempre
me pierdo intentando ajustar al máximo los tiempos. No quiero adelantarme pero
tampoco quedarme atrás.
¿Dónde
está? ¿Alguien lo sabe?
Sin
tiempo de reacción busco la manera menos brusca. De hoy no pasa me digo. Esta
Navidad ya supe que iba a ser la última y, de repente, tenemos el tema delante
de nuestras narices.
-Cariño…..(silencio)…..(un
intento de ¿sonrisa cómplice?)…..tú sabes, ¿verdad?
-Mamá,
¿vendrá el Ratoncito Pérez esta noche? Mi amigo dice que no existe, mamá
dime….¿existe?
Sus
ojos se abren grandiosos esperando mi respuesta y con ella su tranquilidad. Su
fragilidad se me descubre nítida, con delicada simpleza y hermosa inocencia.
Uff,
como pesa este silencio entre nosotros ahora mismo.
Que
mayor se me ha hecho. Como en una película que pasa a gran velocidad recuerdo
sus primeros reyes, la carita de asombro ante la más mágica de las ilusiones de
un niño, ante todos esos regalos que reposaban bajo el árbol de Navidad y que
al acostarse la noche anterior no estaban.
Recuerdo la caída de su primer diente y como me despertó llamándome a gritos desde su habitación y
llegando corriendo a la mía con su paquetito en las manos y su moneda,
diciendo: Ha venidoooo, mamaaaaa ha venidoooo!!!!
Tengo
que contestarle ya, no puedo ni debo demorar más este momento.
La
línea divisoria de la que antes hablaba se ha plantado delante nuestro, y de
fina ahora mismo tiene bien poquito. Vamos al lío!
-Videta,
tú ya eres grande, ya eres todo un tío!
-No.
No lo soy. No lo quiero ser. ¿No existe? ¿Me has mentido todo este tiempo? ¿Mi
amigo me ha dicho la verdad? Mamá, dime que vendrá!
Su
carita empieza a contraerse y las lágrimas que intentaba retener asoman a sus
ojos amenazando con caer. Esto no va a ser fácil. No tengo respuesta a la
pregunta de “me has mentido todo este tiempo”, es tarde, es de noche, estamos
todos cansados y no sé ni por dónde empezar.
Me
encuentro ante la complicadísima tarea de desmontar el mito y salir airosa del
papelón!
-Cariño
recuerdas cuando una vez me preguntaste que dónde vivían los reyes y yo te
contesté que en els somnis dels mes petits, no entendiste entonces, ya me di
cuenta, tampoco preguntaste más. Pues vivían y viven en el sueño de los niños
pequeños, en su ilusión, en la magia. La magia tiene truco. Toda magia conlleva
un truco para…..(mierrrrda! las lágrimas ya
están ahí)
Explotas
en un llanto desconsolado que me parte en dos, con tus manos tapando tu cara
dices entre sollozos -Ya no creeré nunca más en ti- y tu sentencia y tu llanto retumban en todos mis
sentidos.
Que
difícil por favor. No recuerdo que con su hermano hubiera sido tan complicado.
¿Por
qué quemar etapas con los hijos tiene siempre esta terrible sensación de melancolía?
A
las mamás, a todas las mamás, nos encantan nuestros niños pequeñitos, porque en
el fondo ellos forman parte de un mundo de cuentos, un lugar irreal y muy-muy feliz.
Ese
mundo paralelo al mundo de verdad que creamos a su alrededor, una burbujita donde
mantenerlos a salvo, casi nada puede dañarlos ahí dentro y eso nos tranquiliza
mucho.
Pero
de esa burbuja hay que ir sacándolos poco a poco. Y hay unos tiempos bien
marcados para ello. Me tranquiliza saber, por experiencia de su hermano, que
pronto pasará este disgustillo del mito que acabo de desmontarle.
Mientras
tanto a estas horas, mi hijo está durmiendo en mi cama habiéndome prometido que
mañana vuelve a la suya -seguro-seguro, mamá porfi-porfi, déjame dormir hoy
contigo, sólo esta noche, te lo prometo-
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Los ositos de su cuarto!
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Lo
último que ha dicho es que no quería dormirse en su habitación porque no puedo
obligarlo a crecer en una habitación donde hay ositos dibujados por todas las
paredes.
Sí,
sí, a mí también se me ha quedado la misma cara de asombro!!
Los
niños son así de……¿espontáneos?.....yo que sé….los niños son así.