Queridos Reyes Magos:
Ha pasado un año más y
como siempre por estas fechas, cuando vosotros estáis a punto de hacer realidad los sueños
de tantos niños que os esperan, cuando la ilusión hace que grandes y pequeños
tengamos deseos por satisfacer, es cuando todos, de una manera o de otra, dejamos
volar la imaginación y escribimos nuestras cartas.
Así que, sin más
preámbulos, ahí va la mía!
Este año quiero pedir,
en primer lugar, mucha tranquilidad y sosiego para dos amigos que están pasando
por el peor de sus momentos, y pido para mí, una buena dosis de sabiduría para
acompañarlos en su camino.
Quiero prudencia para saber
estar a la distancia exacta que necesiten tenerme, ni demasiado cerca ni demasiado
lejos, sin agobiarles pero a su lado, quiero cogerles de la mano sin que
sientan por ello presión alguna.
Quiero también poder
entregarles mi fuerza cuando ellos flaqueen, mi hombro cuando necesiten llorar
y mi alegría cada vez que sonrían.
Pido, porque sé que el
camino es duro, unas cuantas dosis de serenidad para paliar el miedo que hoy
les invade y les impide ver con claridad la meta feliz que yo sí sé ver.
Y éxito, mucho éxito, ese
que sé que tendrán, pero claro, por pedir que no quede ¿verdad?
Porque queridos Reyes
Magos, sabéis qué pasa!
Es que el cáncer da mucho miedo, y aunque vamos a ir a
esta batalla con todas nuestras armas y somos muchos los que estamos al lado de
esta parejita tan maravillosa y que tanto queremos, aprovecho vuestra
presencia para que, en la noche universal de los deseos, os unáis a nuestra lucha
y tengáis muy en cuenta esta necesidad; por aquello de que cuantos más seamos
más fácil será nuestro triunfo.
Sé que vais a concederme la única petición que este año os
hago. Y sé que mi carta vuela ya, hacía vuestro mundo de colores y de sueños
que se hacen realidad.
Gracias de antemano y
feliz noche mágica para todos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario