Voy en el autobús a
esta multitudinaria cita que tenemos tantas mujeres de diferentes edades y diferente
condición. Es una cita mágica. Este autobús, que nos acerca al lugar citado, va
llenándose de rostros ilusionados. Entre nosotras y sin conocernos de nada intercambiamos miradas cómplices ante el
uniforme que nos delata, camisetas rosas, pantalones de chándal, calzado
deportivo y mochilas llenas de esperanza.
Somos muchas y vamos
todas al mismo sitio, a la unión contra el cáncer de mama, a la Carrera de la
Mujer.
Al llegar, la Plaza España es una auténtica locura, dicen que este año somos 15.000. Una verdadera
marea rosa ha tomado todo el espacio. Amabilidad, risas, música, baile y ganas
de compartir. Todo un despliegue de solidaridad en cada detalle de este
improvisado escenario.
Empieza la carrera y la
emoción del momento arranca más de una lágrima, la sensibilidad está a flor de
piel, el corazón acelerado y la salida comienza con un estallido de júbilo
que nos hace alzar los brazos al ritmo de la música que nos despide momentáneamente.
Vámonos!!
En el recorrido la
gente que no participa de la carrera está esperando nuestro paso para aplaudirnos,
algunas vamos corriendo, otras sólo pasean, algunas van con sus hijos y otras
llevan a su mascota perfectamente uniformada, algún que otro hombre se une a
nuestra carrera, todo vale y todos son bienvenidos.
Desde los balcones
nos están saludando, de repente entre nosotras surge el aplauso espontaneo a
todo el que nos anima, la calle es una fiesta y todos somos partícipes de esta
causa. Estamos corriendo en favor de la lucha contra el cáncer de mama, a nadie
le pasa inadvertido este detalle.
La mayoría de
participantes no somos profesionales de este deporte, da igual, somos
luchadoras y eso ya vale para demostrar que podemos dar la talla en estos 6,5km
de recorrido por la ciudad. ¿Cansancio? No, nunca, el cansancio es otra cosa, ésta
de hoy es la cara amable de un drama que, lejos de desparecer, azota a
tantísima mujer a diario. Pero venceremos, no estamos cansadas, estamos radiantes
ante la idea de poder ganar esta guerra. Seguimos corriendo!!
Después de tantos días
de lluvia ha salido el sol, habría salido igual aunque las nubes no nos lo hubieran
querido dejar ver, el sol lo llevamos nosotras en nuestro interior. Ha bajado
la temperatura y hace frío pero también da igual, el calor de la compañía suple
esta insignificante carencia climatológica.
Continúa la carrera… y
los aplausos… y las risas…. y el buen rollito. La Gran Vía ha cortado tres
carriles para nosotras pero sin darnos cuenta ocupamos alguno más, desde los
coches nos saludan y los transeúntes se detienen a mirarnos. Seguimos. Entre otras, la calle
Sepúlveda, Compte de Borrell, Paralelo y la meta en Plaza España nuevamente.
Nuevamente la música,
nuevamente el jolgorio, atravieso la meta con una emoción que no puedo
describir con facilidad, nuevamente alzamos los brazos y cogidas de la mano con
otras compañeras traspasamos el umbral del triunfo. Sí señor!!!! Conseguido un año
más y con este, por mi parte, van tres ya.
Ésta no es solamente
una carrera, es la felicidad dibujada en 15.000 rostros con nombres y apellidos
que han querido demostrar que la unión hace la fuerza. El año que viene
probaremos un nuevo reto, se habla ya de 20.000 dorsales. A quien le apetezca,
nos vemos en la próxima cita.
Y es que La Carrera de
la Mujer hay que vivirla para entenderla!!
Mis amigas de la AECC Gavà. Juntas en un día muy entrañable (Aunque faltan algunas que no pudieron venir) |