viernes, 30 de diciembre de 2011

Paseando por el 2011

Inmersa en medio de estas fiestas navideñas, voy paseándome por los diferentes estados emocionales que me sorprenden cada año por estas fechas.
Foto: José Luis Ávila Herrera
La Navidad es melancólica, agotadora y desordenada. Son días de auténtica locura. Las comilonas familiares agrupan en los hogares un cúmulo de sensaciones compartidas, que van desde la alegría descontrolada hasta la nostalgia más sentida.
 
La Navidad es tiempo de  reencuentro, de familia, de compartir y de vibrar, de calor de hogar. 
Es tiempo también de luces de colores, de villancicos, de turrones y de uvas, de regalos y de niños, de magia.
Estamos todos juntos en las calles, en las casas y en los corazones, todos deseamos empezar a escribir un nuevo año con una nueva lista de propósitos por conseguir.
Yo este año no puedo quejarme ni un poquito, he despertado del letargo que el 2010 dejó en mi memoria y he vivido momentos maravillosos que ya quedaran en mi recuerdo como experiencias únicas.
En este año que ya se acaba he vuelto a subirme al tren del mundo laboral después de una larga parada profesional. También he creado este blog, espacio donde puedo compartir “instantes” haciendo lo que más me gusta: escribir.
He entrado a formar parte de un foro de mujeres maravillosas que cada día me enseñan algo nuevo y casi he terminado de escribir un libro que tengo muchas ganas de compartir.
Me he apuntado a un gimnasio, donde he descubierto que me encanta el Spinnig y el Pilates. Asistí a un seminario de Feng Shui que me obligó a modificar parte de la decoración de mi casa y participé en “La Carrera de la Mujer”, evento que reunió en Barcelona a unas cuantas miles de mujeres por una buena causa: la lucha contra el cáncer de mama.
A lo largo de este año se me ha muerto el lavavajillas, el osmotic, la Black Berry y el ordenador, mi coche me ha dado más disgustos que alegrías y el dentista tuvo que quitarme las muelas del juicio L, por lo que (sin juicio) empezaré el año algo mas alocada que de costumbre. También me convertí, de la mano del amor, en una motera ocasional y me paseé a lomos del “caballo de acero” por una historia divertida, apasionada y temporal.
Este año me he enamorado locamente de las pinturas de Leoniv Afremov, de la filosofía budista y de las canciones de Pablo Alboran. He salido a cenar por ahí con amigas, al parque de atracciones con mis hijos, al cine con cualquiera que quisiera acompañarme, a conciertos, al teatro, a conferencias, a excursiones… a todo aquello que el 2010 me negó por circunstancias ajenas a mi voluntad.  
Se acaba ya este año y toca despedirse de él. Yo, particularmente, le puedo decir adiós con la satisfacción de ver cumplidos muchos de mis deseos y con el agradecimiento de haberme paseado por un buen año. Al 2012 le pido que siga sorprendiéndome con nuevos retos, con nuevos proyectos y nuevas ilusiones. Quiero empezar el año con la esperanza de atreverme a hacer muchas más cosas y también, por qué no, a compartirlas aquí con todos vosotros.
Sigamos entonces, por el recorrido de las fiestas navideñas. Próximo evento: Noche Vieja. Dejemos que, mientras las doce campanadas nos dan la bienvenida al año nuevo, la energía fluya entre nosotros y nos una a todos en un mismo momento.

FELIZ AÑO!!!!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario