Majestuosa
puerta de hierro que cruzaré por última vez…
Mientras,
en el rellano de esta escalera van amontonándose las cajas con parte de tu vida
y de la mía, recuerdos tuyos que me llevo a mi casa.
Estuvimos
juntas Tieta, siempre muy juntas.
Tengo
la sensación de no querer atravesar esta puerta que me separará de ti
definitivamente, siento como si una parte tuya se quedara en tu casa pero otra
parte se viniera conmigo.
Te llevo en el corazón y te tendré cerquita
siempre!
Me
resisto a perder de vista todo esto…
Atrás
queda el piso que te cobijó durante ochenta y dos años, ese primero quinta del
número ciento dieciocho de la calle Industria, al ladito de tu restaurante
preferido el Tascavins, al que volveremos cada once de septiembre a
homenajearte, te lo prometo!
Pero
ahora no voy a volver la vista atrás ni un instante porque si lo hago no podré
marcharme, con paso firme y decidido estamos bajando al rellano todas las cajas
que encierran tu paso por este mundo y una parte de mí se quiere quedar entre
estas paredes, en este comedor donde hemos pasado tantas y tantas horas juntas,
tantas y tantas comidas familiares, tantas risas, algunas lágrimas, tanta
gente, tantas celebraciones, tantas historias rocambolescas que nos explicabas
de vecinos, familiares o conocidos, daba igual, si alguien te contaba algo lo
hacías tuyo y lo compartías con el primero que llegara, tantos y tantos recuerdos…
En
ellas, en las cajas, me llevo retales de ti, me llevo parte de una vajilla
olvidada por los años en el rincón de un armario, pero que al verla me devolvió
a mis seis o siete años, no sé, pero
recordé cenas de pan con tomate y tortilla en esos platitos, recordé en la tele El
Hombre y la Tierra de Félix Rodríguez de la Fuente, y llegó a mi recuerdo hasta
la música que abría el documental, te recuerdo a ti con tu bata de guatiné roja
y, un poco todo a la vez, me hizo sonreír; creo que hasta el aroma de la época
me llegó como por arte de magia.
Me
llevo también los cubiertos que guardabas en una cajita para sacarlos sólo en
Navidad y que brillan como el primer día y un juego de sábanas de esas de
algodón-algodón, de las que hay que planchar sí o sí, un jersey tuyo, unas
fotos que tienen más de cuarenta años y que han aparecido de repente en un
sobre amarillento entre unas revistas del año catapún, entre ellas, los TP’s
que coleccionabas para hacer los crucigramas y nunca tiraste, jolin Tieta, si
es que no tirabas nada, eso me lo has pegado y soy de guardar y guardar cosas; y
me llevo mil chucherías más que no voy a enumerar porque no acabaría, pero
entre todo esto te llevo a ti conmigo y eso me encanta.
Tu
vida entera metida en cajas de cartón, guardando con delicadeza un tesoro
frágil y hermoso que compone las cosas importantes de las que no me quiero
desprender, me lo llevo para darle un lugar privilegiado en mi casa y en mi
nueva vida sin ti.
Te
quiero Tieta!
Y
quiero darte las gracias por haberme regalado tantísimos recuerdos que hoy me
servirán para aprender a vivir sin tu presencia, y digo tu presencia porque tu
esencia está a mi lado, lo sé, la siento.
Quiero
darte las gracias por ser quien fuiste, por amar de la manera que amaste, por
haberte entregado en cuerpo y alma a nosotros. Tus actos te definieron y te
posicionan en el pedestal que mereces, alto, muy alto, a la altura de los seres
divinos. Gracias Tieta por quererme como me quisiste.
Sí,
esa fuiste tú!
Esa
fue la Tieta, mi Tieta, una mujer fuerte, luchadora, entregada, cariñosa,
bondadosa, feliz y cercana; la matriarca como decía ella entre bromas, pues si,
la matriarca, la amiga, la madre de todos un poco, la hermana, pero sobre
todo la que ha dejado una huella de tal
magnitud que sólo puedo estar agradecida,.
Gracias
por haber sido y haber estado tanto, siempre!
Decir
Te Quiero es quedarme corta pero no sé expresarlo de otra manera. No te
escondas mucho que algún día nos reencontraremos. Hasta luego Tieta! TE QUIERO,
te quiero muchísimo!!
Y
me despido con tu música, la que escuchamos en la habitación del hospital
momentos antes de tu partida, que horas tan especiales compartimos allí
también, buen viaje princesa.
Tu
Machín, sin saberlo, interpretaba esta
canción para ti, hoy la hago mía y te la dedico.