Hoy
hace frío. No sé si hace más frío que ayer o que antes de ayer, sólo sé que la
sensación es de temperatura muy baja y, una vez que se ha escondido el sol,
hace mucho-mucho frío.
Hoy
estaba deseando llegar a mi casa, donde la calefacción estará puesta y los veinte o veintidós graditos me darán la bienvenida. #ningudormintalcarrer
De
camino a casa me ha venido a la cabeza aquel sábado del mes de diciembre, en el
que un grupo de voluntarios salimos por las calles de Barcelona a pasear un
grito silencioso.
Bajo
el lema “Nadie durmiendo en la calle”, y por iniciativa de la Fundación Arrels recorrimos,
llevando con nosotros unos cartones con forma de corazón, el mensaje al
centro de la ciudad.
La
gente nos miraba incrédulos, algunos se apartaban al pensar que pediríamos dinero,
otros se acercaban y nos preguntaban cómo podían ayudar, había quien nos
fotografiaba (la verdad sea dicha, llamábamos la atención) y también estaba el
que nos ignoraba y no hacía nada en absoluto.
Pero
todos, cada una de las personas que nos cruzábamos y nosotros mismos, esa noche
durmió en su casa, calentitos, y seguramente el gesto del paseo no fue tema
de conversación en ningún hogar.
Las
personas que no tienen casa durmieron en la calle un noche más, seguramente
tampoco fue tema de conversación porque no hay conversación posible cuando
estás solo ante semejante adversidad. #ningudormintalcarrer
Ellos,
los que duermen en la calle, un día seguramente fueron personas como nosotros,
es decir nadie nace y crece en la calle. Esa es una consecuencia de un destino
fatal al que todos estamos expuestos aunque nunca nos lo planteemos.
Pero
a lo que iba, que me despisto, hoy hace mucho frío y evidentemente ya estoy en mi casa escribiendo este post.
Veintidós grados marca el termómetro que regula la calefacción aquí dentro, tal
y como yo lo he programado, y no puedo dejar de pensar en ellos.
Y
me digo a mí misma, y te digo a ti que estás leyendo esto ahora ¿no vamos a
hacer nada?, ¿vamos a seguir ignorando, con nuestro pasotismo habitual,
situaciones tan terribles y lamentables? #ningudormintalcarrer
Recuerdo
de aquel paseo-grito-mensaje de aquel sábado, el momento que compartimos dentro
del local de la Fundación Arrels donde estaban algunas de esas personas conocidas
como los "sin techo”, las miradas que nos cruzábamos casi sin querer y mirando
más allá de sus ojos tristes, mirando con intención de ver de verdad, un
escalofrío me recorría el cuerpo. Es tan poquito lo que tenemos que aportar y
tantísimo lo que podemos ayudar.
Es
dinero sí, es un euro o dos o cinco, cada cual lo que buenamente pueda, es una
estufa, una manta, un abrigo. La propina que dejas distraídamente en un
restaurante o la ropa que abandonas en el fondo de un armario. Es tu tiempo a
pequeños gestos de solidaridad.
Recuerdo
de aquella tarde de sábado la satisfacción de estar haciendo algo por insignificante
que pareciese. Hoy hace frío. Voy enfundada en un abrigo por la calle, llego a
casa con la calefacción a toda leche y dormiré bajo mi edredón calentita en mi hogar
confortable, sólo esto es lo que hoy quería transmitir con estas palabras #ningudormintalcarrer
Nadie
debería estar, nunca, durmiendo en la calle!!!!
Que
acabes de pasar un confortable día y un feliz invierno, por si acaso te dejo este
enlace de apoyo, entre todos creo que podemos construir un mundo mejor, al
menos a mí me gusta pensar así.
Gràcies Cèlia. M'ha encantat.
ResponderEliminarMe n'alegro, moltes gràcies
EliminarUna abraçada!