martes, 28 de mayo de 2013

Estuvimos juntas Tieta, siempre muy juntas



Majestuosa puerta de hierro que cruzaré por última vez…
 
Mientras, en el rellano de esta escalera van amontonándose las cajas con parte de tu vida y de la mía, recuerdos tuyos que me llevo a mi casa.
Estuvimos juntas Tieta, siempre muy juntas.
Tengo la sensación de no querer atravesar esta puerta que me separará de ti definitivamente, siento como si una parte tuya se quedara en tu casa pero otra parte se viniera conmigo.
Te llevo en el corazón y te tendré cerquita siempre!
Me resisto a perder de vista todo esto…
Atrás queda el piso que te cobijó durante ochenta y dos años, ese primero quinta del número ciento dieciocho de la calle Industria, al ladito de tu restaurante preferido el Tascavins, al que volveremos cada once de septiembre a homenajearte, te lo prometo!
 
Pero ahora no voy a volver la vista atrás ni un instante porque si lo hago no podré marcharme, con paso firme y decidido estamos bajando al rellano todas las cajas que encierran tu paso por este mundo y una parte de mí se quiere quedar entre estas paredes, en este comedor donde hemos pasado tantas y tantas horas juntas, tantas y tantas comidas familiares, tantas risas, algunas lágrimas, tanta gente, tantas celebraciones, tantas historias rocambolescas que nos explicabas de vecinos, familiares o conocidos, daba igual, si alguien te contaba algo lo hacías tuyo y lo compartías con el primero que llegara, tantos y tantos recuerdos…
 
En ellas, en las cajas, me llevo retales de ti, me llevo parte de una vajilla olvidada por los años en el rincón de un armario, pero que al verla me devolvió  a mis seis o siete años, no sé, pero recordé cenas de pan con tomate y tortilla en esos platitos, recordé en la tele El Hombre y la Tierra de Félix Rodríguez de la Fuente, y llegó a mi recuerdo hasta la música que abría el documental, te recuerdo a ti con tu bata de guatiné roja y, un poco todo a la vez, me hizo sonreír; creo que hasta el aroma de la época me llegó como por arte de magia.
 
Me llevo también los cubiertos que guardabas en una cajita para sacarlos sólo en Navidad y que brillan como el primer día y un juego de sábanas de esas de algodón-algodón, de las que hay que planchar sí o sí, un jersey tuyo, unas fotos que tienen más de cuarenta años y que han aparecido de repente en un sobre amarillento entre unas revistas del año catapún, entre ellas, los TP’s que coleccionabas para hacer los crucigramas y nunca tiraste, jolin Tieta, si es que no tirabas nada, eso me lo has pegado y soy de guardar y guardar cosas; y me llevo mil chucherías más que no voy a enumerar porque no acabaría, pero entre todo esto te llevo a ti conmigo y eso me encanta.
 
Tu vida entera metida en cajas de cartón, guardando con delicadeza un tesoro frágil y hermoso que compone las cosas importantes de las que no me quiero desprender, me lo llevo para darle un lugar privilegiado en mi casa y en mi nueva vida sin ti.
 
Te quiero Tieta!
 
Y quiero darte las gracias por haberme regalado tantísimos recuerdos que hoy me servirán para aprender a vivir sin tu presencia, y digo tu presencia porque tu esencia está a mi lado, lo sé, la siento.
Quiero darte las gracias por ser quien fuiste, por amar de la manera que amaste, por haberte entregado en cuerpo y alma a nosotros. Tus actos te definieron y te posicionan en el pedestal que mereces, alto, muy alto, a la altura de los seres divinos. Gracias Tieta por quererme como me quisiste.
Sí, esa fuiste tú!
Esa fue la Tieta, mi Tieta, una mujer fuerte, luchadora, entregada, cariñosa, bondadosa, feliz y cercana; la matriarca como decía ella entre bromas, pues si, la matriarca, la amiga, la madre de todos un poco, la hermana, pero sobre todo  la que ha dejado una huella de tal magnitud que sólo puedo estar agradecida,.
Gracias por haber sido y haber estado tanto, siempre!
Decir Te Quiero es quedarme corta pero no sé expresarlo de otra manera. No te escondas mucho que algún día nos reencontraremos. Hasta luego Tieta! TE QUIERO, te quiero muchísimo!!  
 
Y me despido con tu música, la que escuchamos en la habitación del hospital momentos antes de tu partida, que horas tan especiales compartimos allí también, buen viaje princesa. 
 
Tu Machín,  sin saberlo, interpretaba esta canción para ti, hoy la hago mía y te la dedico.
 
 
 
 
 
 
 


lunes, 13 de mayo de 2013

Confesiones a media voz





De repente me dan la oportunidad de expresar todo aquello que he vivido durante mi enfermedad y no me lo pienso ni un minuto, quiero que se me escuche para hacer llegar el más importante de los mensajes, el cáncer se puede curar y hay que luchar por ello, desde todos los ámbitos cada uno de nosotros y con todas las fuerzas y todas las armas todos juntos.

Ésta es una entrevista donde hablo, desde la serenidad que da el paso del tiempo, de lo que he vivido y he aprendido a lo largo del recorrido de mi cáncer, más que una entrevista parece una confesión a media voz de un trayecto donde he aprendido lecciones muy útiles para el resto de mi vida.

Transitar por un cáncer es renacer a cada paso caminado, es crecer y es aprender de cada momento vivido.
 
 

domingo, 5 de mayo de 2013

En la habitación de un hospital

 
 
 
En la habitación de un hospital hay una persona que se despide trabajosamente de todo lo que le rodea y que ya hoy carece de sentido para él.
 
Ni la luz del sol parece querer asomarse por la ventana para no entorpecer el proceso. El silencio pesa más que de costumbre y las horas toman esa velocidad extraña que tanto acongoja a los que, de momento, nos quedaremos por aquí.

En la habitación de un hospital hay una persona que quiere marcharse y casi sin poder articular palabra escribe, con su dedo tembloroso, en el aire las letras i-r-m-e y a los que estamos a su lado se nos corta por un instante la respiración.
 
Es la vida en estado caduco que pide paso para marcharse de un cuerpo envejecido y cansado que a ningún lugar puede ir ya.
 

 
En la habitación de un hospital hay una persona que cierra los ojos definitivamente y finaliza así un trayecto de más de noventa años vividos, de mejor o de peor manera, qué más da eso ahora, dejando un vacío doloroso que no encuentra consuelo en ninguno de los razonamientos lógicos.

Y es que en la habitación de un hospital hay una persona que ha emprendido ese camino sin retorno aparente, hacia el infinito, hacia el Universo o hacia dónde sea, y yo le deseo de todo corazón que haya conseguido su propósito final, reunirse con quien tanto echaba de menos aquí.

Es más, creo firmemente que ya se han encontrado en ese lugar tan misterioso, que puede estar tan lejos y a la vez tan cerca, donde sea, pero creo que están juntos y que están en paz.